Archive for the ‘Cuerpo’ Category
Madera
Posted 20/09/2012
on:- In: Belleza | Cuerpo | Madera | mujer | poesía | Salvador Pliego
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Dúctil y fibrosa abres tus brazos
como si fueras el elixir natural
o la esencia misma de la tierra,
o el coctel sarmentoso y terso
que engulle al verde, al café de las cortezas.
Vienes del nogal sonriente,
o del barniz puro que el lapacho ofrenda
y consagra a sus viveros,
o de las hayas ofertando sus cornisas,
o de los talis regalando sus aceites.
Te llamo: Dulce mía, Amada, Corazón de mi alma.
Y eres esa especie rojiza que el amor decora,
ese amarillento color de cabellera,
ese castaño suave y delicado que baja en tus mejillas,
ese blanco en crema tropical que aroma,
el encolado rosáceo que torna tus muslos
y entrelaza con marrones tu cadera en los vaivenes.
En tu boca se difunde la carpintería
del beso llamativo,
de la enchapada agonía,
de la rama que muestra su trabajo de ebanista.
Yo a veces subo, te picoteo, canto,
hago de tu tronco mi morada.
Y tú abres tus brazos para acogerme
en tu hermosa veta de madera
o para anidarme
en tu violáceo tallo que me embriaga.
Salvador Pliego
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Pecho de mujer y viento
Posted 03/10/2011
on:- In: amor | Cuerpo | mujer | poesía | Salvador Pliego
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Pintura de Josep Masriera y Manovens
Pecho de mujer y viento
Mi sueño acoge un desliz de olivo ante tu pecho.
El viento frío sopla su angelada brisa.
En la hora en que los hilos de agua
gotean sus veneros se adelanta el mediodía
a su humedad de caña y llovizna.
Como el verde abres los fogones de la tierra
y de las ventanas de tu blusa
las cuestas de los mares a las guitarras encadenan.
¡Oh!, forastera indómita:
en tus senos agazapas
las más inverosímiles preseas de la tierra:
donde polvo fuimos, tus senos vino crean;
donde el cristal se rompe, tus senos al esmeril le ungen.
¡Ah vasos de anís y ventisquero!
¡Ah virulentas flores que estallan rosas
o a las espigas las devoran acosándolas!
Tu pecho abre las cercas del amor
y en fibra dulce le transforma;
me hace peregrinar a los sonidos del follaje,
me invita al amarillo, o a la greda,
o me convierte en la unidad de su materia.
Tus senos son la grata carrera de esmeraldas
y los anillos que convergen cuando amamos.
Y el deseo, ¡ah!, y el deseo:
la carne firme en la mirada…
Y otra vez tus senos como el agua,
como cisnes que saben donde nadan,
como un gajo de naranja en la garganta.
¡Qué copas de relámpagos y estrellas!… admito.
¡Qué dulzura de brumas y de oleaje!… imploro.
¡Qué música de viento hecha brebaje!… exhalo.
Tienes la vida en el temblor que me acicala.
Y tus senos –eternos violines de mi ensueño-
limpian el aroma donde duermo.
Cuando observo al fruto caer sobre la tierra
miro tu imagen madurando en ambrosías,
y tus senos son pájaros… y luego golondrinas.
Salvador Pliego
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Por tu cuerpo
Posted 16/08/2011
on:- In: amor | Cuerpo | poesía | Salvador Pliego
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Mi beso abre las hondonadas de tu cuerpo
y ahí la noche baja sin que te cubra nada.
Pareces un largo cielo con el vestido de la estrella,
y un vigía abre sus ojos hacia el beso de tu cuello.
Llévame, mujer, a tus cabellos, desencadenados y abismales,
etéreos como el fuego, intrépidos y aún risueños.
A tu desnudo torso voy de viento
y soplo y soplo la más sedante libertad del vuelo.
¡Qué hálito de miel tus hombros!
¡Qué aura de mimbre tus caderas!
¡Qué franca vastedad la de tus brazos!
¡Que tornadizo paseo el de tus pechos!
Porque sabrás cuánto de ti tienen mis manos
que albergan los pasillos más callados.
Porque resbalan en ti mis iris
como un témpano flameante en desenfreno.
Y tus muslos… ¡Oh choque de invictos mausoleos!
¡Turbias aguas portadoras de horizontes!
¡Qué victorias descubiertas a los ojos!
¡Qué guías a los pasos de mis besos!
Eres una onda de misterio
y un cuerpo que escapa al reposo.
Atraviesas los sueños sin aliento
y no existes mas que diurna en el desvelo.
En las minas guardas, sobre níquel, tus secretos,
para que un minero busque el ópalo preciso.
Eres la licencia que rota a mi mundo.
¡No sabes cuánto de ti tienen mis labios!
Salvador Pliego
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Préstame tu corazón
Posted 09/06/2011
on:- In: amor | corazón | Cuerpo | Felicidad | poesía | Salvador Pliego
- 13 Comments
¿Y cuántas veces en el umbral de tu cadera
el principio de agonía
o el iris vibró rotando
repleto de gozo y panacea?
¿Y cuántas veces tu boca desposada
fue arponeada en el milagro
de un sabor de polen exquisito
que transitaba irrepetiblemente
hacia la altura de tus hombros?
Madre, préstame tu corazón para besarla toda
y con la sed de arrobo
un ciclón recorra su piel estremecida,
y al tacto de su cuello
el alma gire en tornasol
que abarque los perfumes
y sus manos aplaudidas.
Toda ella mi lengua acaricie
y libere derramada en un elixir
de ángel que al cielo le derrita.
¡Húndeme en tus botonaduras
y en tus brazos plenilunios,
a que alcance el horizonte
migratorio de los sueños,
mientras pasas como nube
devorando mis desvelos!
Salvador Pliego
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Cuerpo de mujer
Posted 08/02/2011
on:- In: amor | Cuerpo | Día del amor y la amistad | mujer | poesía | Salvador Pliego | San Valentín
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Se descubre ante mí:
aquella inexistencia que brota de un pétalo
y se amalgama en la tesitura hecha mujer
para desprenderse de la nada.
Le miro nuevamente y redescubro:
el espacio que emerge
y el cuerpo de una espiga
que se sabe aún no forjada.
Creo entonces mi mundo,
su mundo:
el solar de un poema,
el principio de la música
que acompasa las formas
y delinea la hermosura en la resonancia
de un cuerpo gravitado.
Sin entenderlo yo,
la perfección fecunda en la espiral de lo deseado
y la atonía del silencio se transforma
en un perfume ya sublime.
Me cuelgo de ella,
a su cintura,
a su instante de luz y bugambilia,
a su desnudez maravillosa
que raya en lo impecable,
al cuerpo en que se filtra
la armonía y seduce a lo imprevisto,
porque es un tacto en rebeldía
y un aroma que somete.
Limpio mi boca en su cuello
para saberme y existirme,
para desnudar el pecado y la osadía,
para refrendar la belleza
de una tela que en mis labios se desliza.
Por su espalda un trazo,
por mis yemas el mundo que colinda:
una espalda que mora un lecho
y mis dedos prefabrica;
una espalda universal
que arremete en el caudal de lo íntimo y discreto.
Se sabe ella en el capricho de un poema.
Rondo sus muslos:
formas de espera y lejanía,
danzas apócrifas filtrándose en jardines,
ausencias y moradas de mitos renacidos.
Sobre sus muslos la sedienta tregua del caído
y la vorágine de un guerrero
desvaneciéndose en bramidos.
Un pecho… Más que un pecho
el arte del rocío,
la espuma atesorada de un cuerpo exquisito,
el desliz de los sentidos y del verso,
la cautiva página en blanco de la rosa.
Como si lo entendiera y lo supiera,
en su pecho la alianza
de los ojos combatientes
y los ojos del crepúsculo
que alean la brújula del náufrago y la estrella;
también el día y las nocturnas velas,
los aretes colgándose del viento
y las cimitarras de malva
abrazándose al jarrón de arena.
Me cuelgo nuevamente
a su cintura desprendida,
a un cuerpo donde cristalizan
hebras y destrezas,
donde nace el exterminio de mis manos
diluyéndose en caricias,
en la imperfecta y voraz agonía
de mi éxtasis que vibra,
y muestra un rostro: ella.
Y le miro perdiéndome en el tiempo.
Entonces, atándose a mi cuello, ella,
me expande y volatiza.
Salvador Pliego
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Lo que en ti culmina
Posted 10/01/2011
on:- In: amor | boca | Cuerpo | Labios | poesía | Salvador Pliego
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Lo que en ti culmina es agua de sol que arroja
la algarabía suprema de un frenesí que vibra.
Puede que seas distinta como la luz, hermosa.
Por lo que sobrecoge y ya delira,
eres la blanca corriente y el centellear de noche.
Leve y preciosa, roja de boca,
puede que caiga la medianoche enardecida.
Y más que un lienzo, el azul contempla
si va tu boca estremecida:
un firmamento, febril hoguera que ya se arrima.
Puede que caigas como la lluvia
entre lumbreras y con los ojos llenos de vida.
Y en cada gota, suave y preciosa,
la noche aviste ya conmovida.
Puede que seas la sombra al partir el día
y la luz sombreada de tu mejilla.
Sobre tu cuerpo mi escalofrío
arde en la noche en un suspiro:
quiere que seas aquella sombra, aquella luna,
la hoja caída, su celestina;
quiere tu boca en mi boca puesta
para sentirla ya derretida;
quiere tu mano, tiniebla mía,
encandilada como un vigía.
Puede que seas tú el mediodía
y la noche en mi hombro y la umbría plena.
¡Quiere la noche sobre la tierra
alumbrar su labio acoplando el mío!
¡Quiere que seas la noche, la noche extinta,
y ser en mi boca, boca prendida!
Puede que seas la medianoche en el mediodía,
y el mediodía donde corona
y se estremece completo el día.
Boca de bocas y de osadías.
Boca en tu boca siempre elegida.
Así me arrastras y me cobijas.
Así generas noches flameantes para emboscarnos.
Y aquellos labios, ¡tímidos labios!, parecen nunca morir en frío.
Cuando el cenit converge,
quiere que nuestros pechos se estrechen juntos
y se estremezca la sombra que es concebida
con cuatro labios y dos gargantas cobrando vida.
Tu labio duele cuando en mi boca
la luz nocturna ya se termina.
Boca de bocas, boca divina,
boca de espumas, boca de cardos,
labios de huerto que azul tiritan.
Salvador Pliego
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Cuerpo de amor
Posted 20/04/2010
on:- In: amor | boca | Cuerpo | poesía | Salvador Pliego
- 40 Comments
Velo de añil y mirra fresca:
heme aquí, en tu boca, salpicándote el alma.
Para dotar a la belleza abro tus ojos.
La noche en ti rebusca una lumbrera
y tararea en tus oídos:
¡Mi pequeña!… ¡Mi pequeña!…
Y espera silenciosa una respuesta.
Tienes el género de la vaina
y la flor rojiza que hace espiga,
el susurro de un racimo
en el color de la naranja.
Y tu cuerpo… ¡ah, mi pequeña!,
ha de nacer el sol a que le vea.
Ámbar de canela y consentida
en el bálsamo que el púrpura entibia,
la tierra se fecunda
y, como flor, nace y te consagra.
Y tu cuerpo, mi pequeña,
abre el amor en espiral y diviniza.
En ti clarea el amor su beso
y en aire se desliza
para arrebatarle al árbol la rama que florea.
Pareciera que tu cuerpo se desgaja en mi mirada
y mimetiza el fondo de mi alma.
Quiero tocarte en ausencia
como una farola que a un astro encandila,
como a una lámpara volátil que descuella contornos
de lindeza y finura,
y en las nubes dibuja un aro con selecta celosía.
Y cuando estés presente, mi pequeña,
dotar a la belleza de una boca…
¿Qué tiene esa boca?
¿Qué tiene que transporta?
¿Qué esconde que se antoja?
Salvador Pliego
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De jirones en tus tardes
Posted 08/04/2010
on:- In: alma | amor | Cuerpo | poesía | Salvador Pliego
- 66 Comments
Ahora, te desvisto de ojos para amarte,
te desnudo en blanca cabellera,
te limpio de toda exigua existencia.
Y a pleno sol de mi alma y estando descubierta,
como dos niños mirándonos callados
en un silencio de paletas y agasajos,
giro, giro, giro, giro en ti y me desguazo cual jirones.
Luego me hago nudos en tu linda compañía.
Te digo: nos volamos al rato en los cuerpos.
Mientras, seguimos extasiados, mirándonos… en silencio de paletas.
Giro, giro, giro en ti y hago jirones.
Dos sabanas de nieve alzándose en el aire.
Esa espuma que no acaba nunca de caerse.
Esa espora bailando y sin sembrarse.
Esa música de notas flotando hasta agotarse.
Giro, giro, giro en ti como un brebaje
que explora un recipiente antes de orearse,
como una tecla que a un piano le faltase
y busca la madera para meterse y vibrar al incrustarse,
como un dulce que no quiere terminarse.
Giro, giro, giro en ti y hago jirones.
Mientras, se llueven las miradas… en silencios infantiles de paletas.
Salvador Pliego
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He aquí un cuerpo
Posted 10/03/2010
on:- In: amor | Belleza | Cuerpo | mujer | poesía | Salvador Pliego
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Miro lo más lejano, lo más abstracto, lo irreal que me complace: arcanas miradas suscritas a unos ojos, vertidas en la piel, desparramadas como nébulas distantes que se tocan con las yemas, agazapadas en los poros evidentes de un viacrucis de ternura que deslumbra.
He aquí un cuerpo, un espejo de dulzura que me abate, la luz de luna en sol ardiente, el vientre en carne de un mástil que se mueve.
¡Mírame!… He aquí mi cuerpo. A ti devuelvo el cauce palpitante, el vestigio de los ríos donde tú me arrastras y derramas, la flora ignota de una estrella desprendida. Soy un legado de historia y de proezas escritas a tu boca. Ardo en tu pecho universal y encuentro en él un asilo que me agota. Exploro en ti la minúscula e inmensa agonía de un puente que vincula y aproxima, de un vientre que enlaza los signos siderales en una plataforma no exhibida.
Miro lo lejano, lo abstracto… ¡Oh!, cuerpo escrito de vino y pulsares en que yaces: terrible cuerpo que me arrima y sobrepasa. En torno a ti duermo terrestre, como un Dios de aurora y llano, como un amante que en ti se reconoce. Tú me vuelves, me regresas a la tierra del Olimpo y los Titanes, al núcleo de los gérmenes brotando, y me arrastras al secreto de tus flancos.
Miro lo irreal… He ahí tu cuerpo, un cuerpo firme, el puro sentimiento encendido, masa de parajes y suspiros, mortal como mis ojos y prendidos. Mi corazón lo apagas y lo enciendes cuando quieres. Tú creas sensaciones impensables.
Salvador Pliego
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