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El poeta busca la palabra
Posted 18/06/2012
on:- In: Lenguaje | Letras | Libros | Palabra | poesía | Salvador Pliego
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Solamente yo,
que me acaparo a mí mismo en la sinrazón,
en la voluntad inmaterial del pájaro,
en la otrora concepción de la odisea,
pienso de mí, redimo mi voluntad,
y me escapo hacia la amalgamada hermosura del pensamiento puro,
a la sincronía de los silencios,
a la voluntad etérea e insospechada de las náuticas gaviotas,
a la sensación de la lluvia cuando atrae el polen
y colectiviza la ternura en el trigo
o en las minas que donan sus joyas a la tierra,
para que brillen noctámbulas en cielos por demás indefinidos.
Aprendiz de la palabra, jardinero, con vocación de júbilo
y de diversión en mis adentros,
comulgo del violeta su color de luz y de gladiola,
el libro que nace de la leche, del azúcar,
del manjar ávido de vino y besos,
y es la clerical obra de los mares.
Busco en la nomenclatura de la sílaba
el ave de tres alas, los cascos cimarrones de unicornios,
las letras forjadas en la arena
donde las pupilas de un buque, por la brisa, encallaron.
Busco el corazón del día en la palabra,
que es capitán astral y de mareas,
el litoral encarcelado por la niebla,
las osas mayores que son liras cautivas de los iris
y dejan su destello enroscándose en montañas,
en el atavío o poderío de la azucena.
Solamente yo, aprendiz, desde mi alma, desde mi estación de greda,
en la periferia ovoidea de mis ojos, en los fantasmas rojos de mi boca,
siendo nada, o hijo de los lagos, o sobrino antiguo de la música,
o desde los carrizos pintados con jaibas y corales,
o desde las ballenas que llevan el agua hasta la luna
con sus azules cantos de adiós y bienvenidas,
requiero de las hojas y su tacto,
de la oceánica burbuja de un racimo,
para hacer de la palabra, al menos,
el clavicordio entonado que canta suavemente a la estrella,
dulcemente a la mañana,
y ser un soñador, jilguero nuevo,
pájaro principiante, cóndor primerizo;
y en el testimonio de mi voz deshilachada,
ser el aprendiz, ufano, del sentimiento navegante que vive en la palabra.
Salvador Pliego
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- In: Idioma | Lenguaje | poesía | Salvador Pliego
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Del tejemaneje del lenguaje
o jugando con el idioma
Quietud
Ni por entendido lo que al niño dijo:
¡Acalámbrate ahí!
¿Perjurio, embrollo, enigma?
Preclaro nunca a mi mente asombra:
¿Qué dijo?… ¿Acalámbrate ahí?
Incógnita en mi yo ante tal diatriba.
Pero, ¿qué dijo ahí al niño ahí?
¿Acalámbrate?…
Si no húbome yo mismo yo entendido,
¿quién lo hubo?
¿Acalámbrate?… ¡Dios mío!
Y al niño acercósele yo mismo y preguntéle:
¿te dijo a ti que cosa que te dijo?
Y respondióme él mismo así el niño:
¡Que ya quieto me aquietase!
Húbome lo sucedido
Se me ingle la ubérrima de mi izquierdo.
Si la habré sentido que hasta el cielo
se me fue al latido.
De por marcar el paso al piso se me fue un derecho.
Y húbome, por tuerzo indirecto, habérmelo torcido.
¡Dolor que siento!
No el caso de andar un mal habido,
pero si, luxando, lo que un pateando
al mal saltando: ¡dislocado!
Examíneme el doctor me fue mirando,
y de un quejido a otro pareciera haberle yo gritado:
¡Basta! ¿No siente lo he sentido?
Y él, como si estuviese soñándome soñando yo lo mío,
despertóseme enyesado.
¡Dolor que siento!
Se me puso gordo hasta el quebranto.
¡Y todo por inhiesto del andar que es mi diestro!
Salvador Pliego
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