Archive for the ‘niña’ Category
La llave de la felicidad
Posted on: 29/11/2010
- In: alegría | amor | niña | poesía | Salvador Pliego
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He indagado al hombre, a lo más profundo de sus sentimientos.
He interrogado al más docto e ilustrado.
Al letrado he cuestionado con los más trascendentes y agudos de los temas.
Y todos ellos han sido doblegados cuando de la felicidad se ha debatido.
¿Cómo y cuándo, y de dónde viene?
He hurgado en las encíclicas y en las más longevas escrituras.
He interpelado al tiempo, hojeado en los manuales,
rastreado en el pasado y bosquejado hacia el futuro,
y nadie ha podido responderme:
¿cómo y cuándo, y de dónde viene?
Aquella tarde lo senté en mis piernas.
Había jugado al corre-corre.
Había brincado a emocionarlo.
Me había escondido y me había encontrado.
Después, él se escondía, y creyendo que no sabía,
le daba vueltas a sorprenderlo: te veo;
y él brincaba emocionado.
Nuevamente el corre-corre, y a esconderse y a atraparlo.
Aquella tarde lo senté en mis piernas.
Tras haber interrogado a los ilustres y eruditos,
a los avezados y más leídos,
me dije: ¿y qué pensará mi niño?
Como si un niño de cinco añitos filosofara
y descifrara la vida misma.
Aquella tarde lo senté en mis piernas, y le dije:
Sabes, mi niño, busco entender
el buen designio y encontrar la felicidad para el buen camino.
¿Habrá alguien que tenga la alegría eterna
y posea, por ende, la llave de la felicidad?
-Yo la tengo, me respondió.
-¿Tú la tienes? ¿A tú edad, tú la tienes?, le insistí.
-Sí…
Y cerrando su puñito, lo levantó, y me dijo: ¡Aquí la tengo!
-¿Esa es la llave?, le pregunté.
-Sí. ¿La quieres?
Abrió su puñito, y su dulce mano la alojó en mi pecho.
Y ya en mi pecho, le dio una vuelta y otra vuelta y otra más… Y me abrazó.
Aquella tarde de corre-corre,
aquella tarde de luz y nieve,
aquella tarde vertiginosa que el juego vino y se abrió en mi pecho:
¿cómo y cuándo, y de dónde viene?;
aquella tarde me dio la llave.
Salvador Pliego
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Niña de la primavera
Posted on: 11/09/2009
- In: literatura | niña | poesía | Salvador Pliego | versos
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Niña de un rosario que sus cuentas no ha contado,
que cabes con la lluvia en una cucharita en bronce,
en un granito del azúcar diluida,
descálzate y camina de puntitas por el corredizo del rocío.
Perfúmate de gotas que las hojas sudan por el frío
y resguárdate en las caracolas asomándote al sonido.
Niña de la primavera que la flor bañó tus ojos,
¡cuántas flores se crecieron por tocarte en el otoño!
Y las nubes esponjadas se formaron en tus rizos
coloreando el horizonte en una línea de crisoles.
Niña del silencio que volabas con los aires
y las alas te atrapaban con tus plumas desplegadas,
tú silbabas a la orilla de montañas
y sus nieves te copaban para amarte intacta y blanca.
Nina fresca que meciste a la rivera
y que en oruga en las mañanas despertabas,
te besaban mariposas esas alas
que extendías cuando el alba las llamaba.
Te escapaste alguna tarde en la marea,
en una ola que brotó desde tu boca.
Caracolas se acurrucan en la almohada
y una ostra, de oro y plata, en una perla te atrapaba.
Salvador Pliego
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SALVADOR PLIEGO - POESÍA 