Posts Tagged ‘deseo’
Tu cuerpo es un beso entre esteros
Posted 09/08/2012
on:- In: Amar | amor | mujer | poesía | Salvador Pliego
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Terrestre tu cuerpo y sobre el fuego,
y limpio el cielo en hervidero.
Tu cuerpo que me inhibe -ebrio estoy y en lis consuelo.
Dos aves tibias, dos plumas a tu vuelo,
dos muslos grávidos rompiéndome,
dos mástiles que revientan
y clavan suavemente su dócil ajetreo.
Dos muslos en cadera que me atan al milagro
de un sesgo puro atajándose en el vientre.
Y el vientre hecho de tibio y dulce aleteo.
Un seno, la ruta de mar antes del vuelo;
y el otro, la vela soplando al estero.
Dos manos anclándose,
dos manos que revientan la tibieza,
dos nudos insertándose en mi pecho:
precisas, en el punto nodal del desenfreno,
en la vorágine de un hacha que percute
el roce de lívido talante
al expandir el gozo y la complacencia hecha arte.
Dos ojos y la boca en arenales,
zarpando, metidos en el ave.
Y el ave siendo ruta marinera
de una boca que se antoja si se besa,
y oferta un par de labios
cual fueran comensales de un prístino sabor
de bellos nardos obsequiados.
Una espalda, dos brazos perpetuados,
y el vientre fresco, indómito en revuelos.
Tus hombros alzan el mapa hasta la cima,
y caen flores durmiendo sus pistilos.
Y nuevamente, ebrio, desinhibido,
se posa mi beso acariciando tus deseos.
Salvador Pliego
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Salutación de la mañana
Posted 22/05/2012
on:- In: amor | Deseo | Pasión | poesía | Salvador Pliego | Verbo
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Del lado donde centellea
la volcánica asunción de lo celeste,
abro, extiendo, dibujo tu boca.
Dejo caer la noche y escucho del cielo sus galopes,
mientras tu cuerpo emprende
la salutación de la mañana.
Y como en vuelo, o acorralada por las Nereidas,
te despiertas
y pintas un verbo en tu lengua
que explayas de mil formas
en los acantilados de tu cuerpo:
¡Éxtasis!
Me despierto y me siento frente a ti. Te observo.
Y con una nueva sonrisa,
simplemente te conjugo.
Salvador Pliego
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Claridad de tu cuerpo
Posted 09/05/2012
on:- In: amor | Deseo | Pasión | poesía | Salvador Pliego
- 18 Comments
Guiado por mi azafrán de versos y el dulzor vehemente
que calcina mi cuerpo en sus dos tercios
-derrame de piel y crótalos salvajes-,
abro mis brazos el paraje leñoso de tu vientre,
y entonces tu boca sabe a mundo y huele a cántaro.
Trino en tu sombra que es bermeja silueta de erotismo,
hija de mujer y ensueño,
donde se acuñan los antídotos de soledad e impaciencia,
y nuevamente me sabes al aliento de tu vientre
y al olor que brota de tus pechos.
Accedes a la dramaturgia de los cuerpos
y eres el eje indómito del movimiento.
Y de nuevo hueles al ramo de tus piernas,
a la vegetación naciente de tus muslos,
a la condena que brota de tus hombros
y me enhebra a tu contorno de trigales.
Sabes al cabello voraz e insaciable,
o a cadera que en soplos desvanece,
al gusto de una espalda tenue y dibujada.
En tu cuerpo las horas arman la tremolina en abundancia.
Y otra vez el olor a polvareda
me hace vibrar en un refugio, en tu costado,
y tu cuerpo huele, entero, al abrigo del otoño,
a la supremacía de un tobogán que va subiendo adrenalina,
y cae al vértice de tu cintura o al equinoccio de tu dorso:
me sabes al amor de una tarde
y el olor que brota centellea en el silencio de la noche.
Salvador Pliego
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Sucede igual
Posted 07/05/2012
on:- In: amor | beso | Caricia | Palabra | poesía | Salvador Pliego
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Te llaman “Oro negro” por tus ojos,
que obsequian mocedad de mágicos presentes
y aclaran la estancia que el instante me reclama.
Te llaman “Picaflor” por tus labios en granate,
que al aire lo sostienen tan sólo con rozarle.
Te nombran “Miramar” por tu oleaje impredecible,
que rompe en tu cadera y retumba en el estiaje.
Te nombro: “Mi morada”,
la voluntad que a mí me aclara,
y que es rotunda por palabra,
completa y obstinada.
Te llamo: “Amor”… ¡Es lo que pasa!
Y sucede entonces
que mi corazón, igual, así te llama.
Salvador Pliego
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Hazme cielo en tu cuerpo
Posted 02/05/2012
on:- In: amor | Pasión | poesía | Salvador Pliego
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Todos los aceites
-pólvora de lirios, hebras simétricas entre navíos-
que sueltas,
que al tocarte las minas de uvas galantean
y hacen que se desplome mi muerte a tu mirada
-brazos de mis iris tomando tu cintura-,
o me arrodillan cual culebra
que penetra tu carne en el licor de la osadía,
que se enrosca traidoramente hasta tu lengua
y la exaspera hasta llevarla al combate de la estrella
-besos todos que nacen de tu boca-,
en un destellar de erizadas conjunciones,
en un disparo azul de tactos y de manos
-hombre soy, y del águila asesino
o del vuelo su pupilo-;
mi diosa azul, de la bañera o del enjuague,
me bañan de cielo los perfumes de tu viento
y me llevan los ojos a la cacería inmóvil de tu cuerpo.
Salvador Pliego
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Mi corazón guarda tus besos
Posted 26/04/2012
on:- In: amor | Pasión | poesía | Salvador Pliego
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En la ensenada de mi corazón guardo tus besos.
Háblame o grítame… Y luego escápate.
Eres el puñal de un arma blanca
que mata cuando besa
y tus labios me arden fuego hasta morirme.
¡Ah!, veneno de mi amor, ojos de cárcel,
la más sufrida llaga del silencio.
Cuando tú me miras
mi cuerpo se inmola en la palabra,
se convierte en asonada y espejismo,
y arroja de sí al ángel de su guarda.
Parecieras la descarga de mis ansias.
Entonces, simplemente digo: Te amo…
Y el mundo es transparente.
Salvador Pliego
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Tu cuerpo es serpentina
Posted 23/04/2012
on:- In: amor | Pasión | poesía | Salvador Pliego
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Tu boca me descifra una canción de tiempo:
un susurro de besos y un silencio al oído.
Tus ojos se parecen a la luna en vocación de amante,
y luego se abalanzan cual corceles en rotunda estampida.
Entonces brotan de ti otras maneras
y guardas en tus manos la piel del alma dulce.
Tienes también mis besos y los recorres con tu viento;
ávidamente fluyes como el cielo.
Cuando de mis ojos el águila su espacio toca,
estás tú en la mirada, y en ese sueño, de torres y arrecifes,
te toco en el vuelo, destruyo y reconstruyo,
y el antiguo mundo se hace nuevo y accesible:
eres tan linda como el tapiz de una hoja,
como el rubor de una lágrima que humedece a la semilla,
o como la altura que se inclina ante la brizna si gotea.
Me basta con tus manos que alegran y compilan.
Me sobra con tus labios que son copas y me avivan.
Te descubro, ahí, en la nítida fluidez que brota de mi alma.
Y sólo un beso te habla en la boca, maniatando el follaje entre palabras:
vuelves a mi corazón como una espiga
y te derramas fecunda, preciosa, en el bies de las corolas.
Salvador Pliego
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Embeleso
Posted 18/04/2012
on:- In: amor | Embeleso | Pasión | poesía | Salvador Pliego
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Muchacha: eres el agua rodante hasta el venero
y la salpicadura de secretos que se riega por la arcilla.
En mi interrogación de arena cabes como gota
de un tintero con bretel de brillantinas.
¿Y dime dónde estás, de qué labios has venido,
de qué anduviste entre parajes,
a dónde ya te escondes,
de qué sonrisa has volado?
Cuéntame de tu ser de tardes y tus menguantes matutinos,
de tus anaranjadas prendas que se espejan en tu sino,
que aunque yo las bese,
parecen ser rubor de flores de Jacinto.
Dime si alcanzaste la misiva de los vientos
y si en tu pelo las campanas se rizaron
con tonos cervantinos o versos gongorinos.
Muchacha: dime dónde estás y dónde vuelas
y dónde es que te riegas,
y si llevas los ojos de almendra
y la cintura de ámbar que aletea,
y la lengua tuya tejida con franelas.
¿Dónde estás, reina de lluvias?
¿Y qué dijiste a las mareas?
Salvador Pliego
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La palabra
Posted 29/02/2012
on:- In: Palabra | poesía | Salvador Pliego
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Debe haber alguna forma de palparla:
un silencio en un recuadro,
un suspiro cual extinto mirar a lo infinito,
un deseo taciturno recorriendo sueños
o laminándose en las caretas de los teatros,
o simplemente en la silueta marmórea de un Rodin.
Debe ser como el rastro de lo antiguo
en el más moderno artificio:
cigüeñal de un pensamiento, tesitura de una efigie.
Remontarla algún día: de los ojos a la alcoba,
de la alcoba a la alborada,
y de ésta a la sonrisa;
darle forma…
forma de palabra.
Aun así, ¿qué alas le vería?
Me dijo: “Soy mujer, ven a mí.”
Y el silencio fue mi voz.
Dijo ella: “Ven a mí que soy perdiz,
aluviones de colores, emperatriz de ruiseñores.”
Y el sigilo fue mi voz.
Insistió: “Vente a mí, que soy la vid
y el olor dulce que emana en su sabor:
el delirio pertinaz de excitación.”
Y ya embriagado,
de su vientre me prendí.
Le di un verbo: flor.
Y la escribí.
Salvador Pliego
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